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Foto del escritorJuanita Cajiao

Otro más en la casa

El que ya se haya tenido un hijo, o dos o tres, no quiere decir que esté todo resuelto y que no se acumulen y alboroten las emociones. Y no es solo por las hormonas, es que cada vez que se gesta un hijo, una nueva madre aparece. Cada embarazo genera nuevas preguntas, nuevas ilusiones. Otra vez hay que reorganizar la propia vida, el espacio y los tiempos y entonces surgen preguntas como: ¿Podré amar a este nuevo bebé tanto como al primero? ¿Y si lo quiero más? ¿Tendré la energía para ocuparme de todos? ¿Volveré a tener tiempo para leer un libro que no tenga dibujitos? ¿Este parto será mejor o peor que el anterior?



Poder conectar interiormente con esa nueva etapa y con las transformaciones que supone, encontrando el tiempo y las estrategias para empezar a hacer espacio psíquico y físico al nuevo bebé, no siempre es fácil, pero es un ejercicio bonito e importante que se consigue negociando con los otros hijos la energía y tiempo que se les dedica, anticipando que al llegar el nuevo hermanito o hermanita mamá será una mamá distinta, pero con una multiplicación de amor y recursos que ni ella se imagina.

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