Cuando las emociones se acumulan y faltan las palabras, los espacios o las estrategias para gestionarlas, lo que le queda al cuerpo es explotar como una olla express.
Ese es el origen de la mayoría de berrinches y pataletas en l@s niñ@s pequeñ@s. Bueno, también en niñ@s más grandes, aunque entre más años se tienen, en teoría, tendríamos que tener más herramientas para canalizar la frustración, la rabia, el miedo, la tristeza, el cansancio, etc.
Una de las dificultades en la gestión de las pataletas, es que muchos padres no son muy hábiles gestionando sus propias emociones y les cuesta leer las señales que van dando los niños y las niñas, a través de las cuales indican que algo no está bien.
Hay quienes siguen afirmando, que l@s niñ@s hacen pataletas para manipular a sus padres, para someterlos a su voluntad y caprichos, cuando por lo general, si ha habido una comunicación fluida en la que las necesidades de ambas partes son acogidas en los tiempos correctos, l@s niñ@s no usan ese mecanismo, pues les genera muchísimo estrés y consumo de energía.
Para abordar las pataletas hay algunas estrategias, que según la edad, la causa y la intensidad de estas tienen mejor resultado. Sin embargo hay que recordar que no son más que eso estrategias y no fórmulas mágicas infalibles, porque el contexto y el momento también influyen en el por qué aparecen y cómo pueden manejarse.
Algunas pistas para evitarlas y gestionarlas:
Poner atención a las señales del niño, a sus llamados y a su estado: si tiene hambre, si se ha pasado la hora de sueño, si se le han pedido muchas cosas a lo largo del día, si no ha habido mucho tiempo para compartir o poner atención a sus juegos.
Poner límites claros, no le digas siempre que no, pero no te olvides que hay momentos en los que el NO es imprescindible porque de ese depende su bienestar y la comprensión de que el mundo tiene barreras.
Sé lo más coherente y consistente posible, no estés cambiando las reglas según tu acomodo y conveniencia ignorando que esas reglas al niñ@ le dan un marco de comportamiento. No prometas lo que no vas o no puedes cumplir y no estés negociando todo continuamente.
Sé respetuoso con las necesidades del niñ@ y valora sus logros, así mismo no desaparezcas en sus momentos difíciles o de frustración pidiéndole que se controle y que lo resuelva solo.
Ayúdale a poner palabras a sus emociones y en esos momentos difíciles mantén tú la calma, para que no haya una escalada de estrés. Para verbalizar las emociones los libros y leer juntos ayuda mucho.
Y es fundamental recordar, que las pataletas de los niños no son algo que te tengas que tomar como un ataque personal, porque no son contra tí, aunque te digan cosas horribles. Esas frases de rabia y ese comportamiento surgen del deseo de que les quites el malestar y sólo puedes hacerlo si reconoces junto a ellos que el malestar hace parte nuestra vida y que juntos pueden ir encontrando caminos para canalizarlo y transitarlo. Cuando estamos mal, más sirve un abrazo que un grito.
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